Chelo Tutor

Chelo Tutor

Durante cinco años, y en una ejemplar muestra de constancia, nuestra compañera Chelo Tutor batalló en diversos frentes con el fin de abrir una clínica solidaria en Zaragoza, objetivo que se alcanzó en 2013. Ella fue, también, la primera delegada del centro, al que actualmente sigue vinculada como voluntaria. Médico estomatólogo de 58 años, Chelo nos habla en esta entrevista del complicado proceso que desembocó en la apertura de la clínica, de sus motivaciones, y de la realidad de la Fundación en este momento.

– ¿Cuándo y por qué empieza tu vínculo con Odontología Solidaria?

– Yo formaba parte de un grupo de dentistas de Zaragoza que estábamos intentando montar algo para atender a la gente necesitada de la ciudad. Entonces conocí a José Manuel Díaz, que entonces era presidente de Odontología Solidaria, quién me comentó que la entidad tenía un protocolo para estos casos. Eso era justamente lo que necesitábamos, porque hasta entonces solo teníamos una idea, pero no teníamos claro como realizarla. En 2005 acudí a la Asamblea que se celebró en Jerez, y ahí ya empezó mi vinculación con OS.

– Sin embargo, pasaron unos cuantos años antes de que el servicio en Zaragoza fuera una realidad.

– Unos cinco años, sí. Tuvimos tres posibles locales que al final no cuajaron… Cuando ya estaba claro que podíamos abrir, la gente se había dispersado, por lo que fuimos convocando de nuevo a todo el mundo para informar de dónde estaba la clínica y el procedimiento que seguiríamos. Recuerdo que abrimos en abril, y hasta junio no pudimos atender a los primeros pacientes. Había que resolver cuestiones burocráticas, establecer vínculos con las instituciones, ponerlo todo al día… Estuvimos un montón de tiempo trabajando en la puesta en marcha, pero al final lo conseguimos.

– En tanto tiempo, ¿nunca te desalentaste?

– Bueno, la verdad es que tuve mis desalientos, pero luego me recuperé. Y fui recuperando al resto de gente. De vez en cuando nos daba un bajón, pero enseguida recuperábamos fuerzas. Lo importante es que al final el proyecto se puso en marcha.

– Tanta constancia requiere motivación.

– Sin duda. Junto con otra gente vinculada al Colegio de Dentistas de Aragón, yo siempre había procurado atender a gente en situaciones complicadeas en mi clínica. Eso es prestar ayuda a nivel personal, pero llega un momento en el que hay que dar un paso más: implicar a otra gente, trabajar de modo organizado, y dar a conocer el servicio a la población que lo necesita.

– Detrás de esta motivación, ¿hay un anhelo de mayor justicia social?

– Bueno, pues sí, pero sobretodo es un afán de ayuda. Siempre que ayudas, aquí o en cualquier otro ámbito, aprendes, te hace sentir mejor y te relacionas con todo tipo de gente, que es lo que a mi me gusta. Claro que anhelo más justicia social, pero tal como veo el país y las cosas que hay a mi alrededor, pienso que lo importante es centrarse en lo más inmediato para que los que lo pasan mal puedan tener un día a día más decente. Y si además se puede reivindicar, pues se reivindica. Yo espero que las cosas cambien y que haya más igualdad, pero eso no pasará de un día para otro. Hacen falta iniciativas y, sobretodo, cambios personales que contribuyan a un cambio más general. Son las actitudes de cada uno las que van haciendo los cambios.

– ¿Como ves Odontología Solidaria en la actualidad?

– Mira, yo veo que es un proyecto muy bonito. Se está trabajando mucho para que se conozca a todos los niveles, y creo que eso es algo muy importante. Y sobretodo creo que nuestros fines y nuestra manera de trabajar están muy claros y nos diferencian. Creo que el trabajo que estamos realizando en España es fantástico en este momento. Estamos atrayendo al voluntariado a gente joven, lo que es esencial. Aunque por razones personales no puedo dedicar tanto tiempo a Odontología Solidaria como en otras épocas, estoy contenta de formar parte de la organización.

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