Esther Serrano

Esther Serrano

La Clínica Solidaria de A Coruña tiene dos Delegadas Sociales: Sandra Rabuñal, a quien entrevistamos hace poco tiempo, y Esther Serrano, con quien conversamos hoy. Odontóloga de 40 años originaria de Murcia, en cuya Universidad realizó sus estudios, Esther compagina su trabajo en una clínica privada de la ciudad gallega con el voluntariado en Odontología Solidaria.

— ¿Desde cuando estás en la Clínica Solidaria de A Coruña?

— Desde antes de su apertura. Yo quería hacer un voluntariado aquí, y mi primera idea fue hacerlo en la Asociación Contra el Cáncer, porque como le ha ocurrido a tanta gente, en mi familia ha habido casos de esta enfermedad. Hice unas primeras gestiones en ese sentido, pero justo en aquel momento me acordé de que existía Odontología Solidaria, aunque en aquella época no conocía muy bien la organización, seguramente había visto alguna cosa en Facebook y poco más. Busqué en internet, mandé un correo, y me dijeron que estaba previsto abrir en A Coruña, aunque entonces aún no se sabía en qué fecha exacta. En paralelo, conocí a  Brais Andújar, sin saber yo todavía que él formaba parte de Odontología Solidaria, y le pregunté si sabía algo de la Fundación. ¡Y por supuesto que lo sabía, ya que él y Ana Otero eran quienes impulsaban el proyecto! A partir de este momento me vinculo al proyecto y a la entidad.

— Has dicho que en aquella época habías decidido implicarte como voluntaria en alguna organización. ¿Qué te motivó a dar este paso?

— Hace unos años, mi marido decidió irse a formar a Boston, y yo me fui con él. Como sabes, en Estados Unidos le dan mucha importancia al voluntariado, y yo me metí en una asociación de dentistas hispanos que hacía mucho trabajo con las comunidades hispanas, y también captaba chicos para carreras dentales, ya fuera higiene, auxiliar dental, odontología… Esa experiencia me gustó mucho, y cuando volví a España quise seguir vinculada al mundo del voluntariado. Antes de ir a Estados Unidos nunca había explorado esta faceta, y descubrí que me motiva más que muchas otras cosas. Me resulta muy motivador, porque –y a lo mejor es algo completamente egoísta– me siento mucho mejor conmigo misma. Me parece que el trabajo que hacemos en Odontología Solidaria es un modo de hacer justicia, por decirlo de alguna manera… No todo el mundo tiene la suerte que he tenido yo en la vida, y esto es una manera de devolverla.

— Háblanos de tu experiencia en la clínica de A Coruña.

— Fenomenal, la verdad. Desde el primer día. La clínica funciona muy bien, hay muy buena relación con los compañeros, y va aumentado el número de voluntarios. ¡Fíjate si hay buen ambiente, que incluso tenemos una antigua paciente que se ha involucrado como voluntaria! Es una chica venezolana que estudió Comunicación en su país, y ahora viene de voluntaria administrativa… Hay buen rollo y yo creo que se nota mucho. En cuanto al trato con los pacientes, es también muy bueno. Son gente que a menudo te cuenta cosas de su vida que te hacer pensar en lo bien que estás tú. Te ayudan a ganar perspectiva sobre la vida, y a entender que no te puedes quejar ni de la mitad de lo que te quejas. Son muy buena gente y muy buenos pacientes, muy respetuosos y agradecidos.

— ¿Y qué nos dices de tus responsabilidades como delegada social?

— Yo básicamente lo que intento hacer es captar voluntarios, le hablo a todo el mundo de Odontología Solidaria por si quiere colaborar: compañeros de trabajo de otras clínicas, gente de la universidad, lo intento con todo el mundo. Para tratar de convencerlos, les digo básicamente que vengan a vernos y estén un día en la clínica con nosotros. Y luego, que hagan lo que quieran. Lo que hacemos aquí me parece mucho más motivador que el trabajo en una clínica privada, y como todo el mundo se lleva tan bien… creo que esta es nuestra mejor carta de presentación.

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