Robert Monsó, médico odontólogo de 58 años, colabora en la Clínica Solidaria SOPS Badalona, que atiende a pacientes con VIH, a la que acude como voluntario quincenalmente. Sus motivaciones solidarias tienen un doble vector, espiritual y social, del que nos habla en esta conversación.
— Tu vinculación con Odontología Solidaria viene de lejos…
— Sí. Llegué a través de una odontóloga conocida mía que colaboraba en la Fundación y me comentó el funcionamiento. Empecé como voluntario en SPOTT Barcelona, donde estuve un par de años colaborando. Luego lo dejé, y unos cuatro años después volví a contactar con Odontología Solidaria para reprender la colaboración. Desde hace cuatro años, estoy como voluntario en SOPS Badalona.
— ¿Por qué decidistie reengancharte?
— Quería hacer un voluntariado en mi ámbito laboral. Com ya tenía la experiencia de mi primera etapa con Odontología Solidaria, decidí regresar. Yo soy cristiano evangélico, y sigo la enseñanza de Jesús en cuanto a acercarse a los demás, ayudarlos y entender sus necesidades. En este sentido, colaboro en distintas entidades. Soy voluntario de Amics de la Gent Gran, donde hago acompañamiento a una abuela de 103 años, que es la veterana de la ONG. En la comunidad de mi iglesia hacemos donación de alimentos, y también colaboro con la ONG Nova Vida del barrio del Raval en Barcelona, donde hacemos cenas para personas sin techo.
— Dejando de lado la motivación que deriva del aspecto religioso, ¿en esta actividad hay también un componente social?
— Claro que sí. Mi motivación de fondo es espiritual, pero lo que buscaba Jesús, como busco yo, era la justicia social, algo que no existe en el mundo. Se trata de dar un poco de lo que recibes a la gente que lo necesita.
— En Badalona se trata a pacientes con VIH. ¿Qué características especiales tiene trabajar con estas personas?
— Básicamente, son personas que están mal de salud. Hay que estar atento a los tratamientos que se hacen, especialmente en las extracciones, por el tema de la coagulación. Pero para otros aspectos no hay ninguna diferencia.
— ¿Tu experiencia al tratar con estos usuarios?
— Muy buena, hay una relación muy buena. Ellos saben que nosotros somos voluntarios, y siempre hay una disposición especial, y muy buen entendimiento en general, aunque siempre puede haber alguna excepción. Las personas que vienen agradecen mucho el trabajo que hacemos y quedan contentos con él. A parte de prestar un servicio, también recibes mucho de la gente que viene, básicamente su agradecimiento, o el hecho de ver que están contentos cuando salen de la clínica con la boca arreglada, que es algo muy importante para ellos por temas de trabajo. Es la satisfacción de hacer feliz a la gente,
— Esa es tu recompensa, ¿no?
— Sí, aunque no hago esto para buscar una recompensa. Pero sí, te alegra ver que realmente estás haciendo un trabajo necesario, porque hay gente que no tiene posibilidades de ser tratada en otros lugares.
— ¿Crees que en general esta profesión es solidaria?
— Creo que últimamente la cosa ha ido a más, quizá porque en el ámbito profesional en este momento hay más oferta que demanda. En estos últimos años ha habido un cambio bastante importante en la profesión. Existen varias entidades que trabajan en este tema, y otras que trabajan fuera de nuestro territorio. Yo he tenido la posibilidad de colaborar en África. Esto significa que, poquito a poco, esta está siendo una profesión más solidaria.
— Háblanos de la experiencia en África que has mencionado hace un momento…
— Estuve en Guinea Ecuatorial. Estuve 15 días en una clínica odontológica. Hice este voluntariado con una ONG que se llama Más que Salud, que es una entidad cristiana evangélica. Fuimos allí profesionales de diferentes especialidades médicas: medicina general, pediatría, odontología…
— Decías antes que la profesión es más solidaria ahora que antes. ¿Dirías que nuestra sociedad también?
— Yo creo que sí. Y que gracias a ello nuestra sociedad avanzará. Si lo esperásemos de los de arriba, mal irían las cosas. Yo creo que hay mucha solidaridad, mucha gente que se mueve. Creo que en general tenemos consciencia de que hay que ser solidario con el prójimo, porque en un momento determinado puedes ser tu quien necesite ayuda. La vida da muchas vueltas y nunca sabes donde puedes ir a parar. Hoy en día hay mucha información, se mueven muchas cosas, existen muchas entidades, y creo que quien quiere colabora. En este momento no puedes escudarte en el desconocimiento. No hay excusa para no colaborar.
— ¿Y qué habría que hacer para que los de arriba también hicieran lo que corresponde?
— Buena pregunta… Creo que tendrían que ir a pie y tocar un poco más de calle, conocer más la realidad. Me parece que también son conscientes de ello. Últimamente hay partidos políticos que enfatizan más el problema social, ya sea en cuanto a la pobreza energética o el tema alimentario. Yo creo que el dinero puede redistribuirse se otra manera, y que en nuestro mundo no tendría que haber las carencias y diferencias que existen actualmente. Hace falta un cambio de mentalidad a nivel político, que poco a poco va llegando.