Fernando de La Puente

Fernando de La Puente

Fernando de La Puente, médico estomatólogo de 59 años, ejerce en su propia clínica de Jarandilla de la Vera, municipio de la provincia de Cáceres con cerca de 3000 habitantes y un importante patrimonio histórico. En esta entrevista, hablamos con Fernando de los primeros tiempos de Odontología Solidaria, el actual momento de la Fundación, y el sentido que para él tiene la acción solidaria.

– Tu relación con Odontología Solidaria empieza al poco de fundarse la entidad.

– Así es. Supe de su existencia y enseguida me interesó. Al principio contribuí económicamente, pero poco tiempo después la primera presidenta, Mercè Morató, me propuso trabajar en un proyecto en los campamentos saharahuis, donde viajé un par de veces, además de Guinea Ecuatorial y Cuba.

– Viajes aparte, te implicaste en el ámbito de tu comunidad, Extremadura…

– Fue también a mediados de los noventa, sí. Puse en marcha un programa destinado a dar asistencia bucodental a discapacitados psíquicos y físicos. Durante cinco años, iba al CAMP de Plascencia, que está a unos 50 kilómetros de donde yo vivo, donde enseñaba a las cuidadoras a tratar con los pacientes, hacía extracciones… todo lo que podía, vaya. Los índices CAO bajaron significativamente. Poco tiempo después contacté con Federico Gerona, también compañero en Odontología Solidaria, que empezó a hacer lo mismo en Don Benito (Badajoz). Con este proyecto, además de atender a personas, se denunciaba lo que no se hacía por parte de la administración. Finalmente, y tras constatar los buenos resultados de la experiencia, la Junta de Extremadura puso en marcha un proyecto para discapacitados pionero en España.

– ¿Denunciar y presionar mediante la acción es, en tu opinión, algo que deben hacer organizaciones como la nuestra?

– Creo que sí, que es un poco una obliogación para las ONG. En la medida de las posibilidades de cada uno, hay que trabajar para que disminuyan las desigualdades entre la gente que no tiene nada y la que tiene más. Veo a diario que hay mucha gente que lo está pasando mal. La solidaridad es una manera de hacer algo por ellos, de contribuir a que haya un poco más de justicia social. Conseguir una igualdad plena es muy difícil en este momento, pero al menos atendamos a la población más defavorecida. Hay que hacer acción solidaria, pero no para ponerse una medallita, sino para evitar que persistan estas desigualdades tan grandes.

– ¿Cómo ves el actual momento de Odontología Solidaria? ¿Qué le dirías a los jóvenes del mundo odontológico para que se implicaran?

— Veo bien el momento, puesto que se están abriendo nuevas clínicas, y las que ya estaban abiertas van funcionando. Creo que este es el camino. Hay que dar continuidad a los proyectos, y no dejar de lado a la población más próxima a nosotros, siempre en contacto con los servicios sociales. Eso es lo que siempre hemos propugnado en Odontología Solidaria. A la gente joven, la invitaría a hacer algo para los demás sin recibir nada a cambio, pero obteniendo la satisfacción de contribuir desde su campo profesional a un mundo con más equidad.

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