Héctor Dejean

Héctor Dejean

Un total de 71 voluntarios trabajaron en la clínica de Odontología Solidaria en Valencia en 2013, lo que supone cerca de 6.000 horas de acción solidaria.

Casi el sesenta por ciento de estos voluntarios son odontólogos como Héctor Dejean, de 24 años, que acude a la clínica una vez por semana. “Vengo todos los viernes por la mañana. Para mí el viernes es un buen día, sí. Un día que empiezo con ilusión”, nos cuenta durante un breve receso.

Héctor es odontólogo desde julio de 2013, y supo por primera vez de Odontología Solidaria hace tres años, siendo todavía estudiante, a través de una compañera de promoción que colaboraba con la entidad. “Me llamó mucho la atención, y una vez finalizados los estudios me decidí a dar el paso e implicarme”.

Hablando de su experiencia en la clínica solidaria de Valencia, señala “el buen ambiente que hay con todo el mundo: los voluntarios somos más o menos de la misma edad, gente abierta y que trabajamos muy a gusto. Todos estamos aprendiendo”.

Héctor destaca entre lo más positivo de su trabajo el trato con los usuarios que acuden a la clínica solidaria situada en el barrio del Carme. “Nunca he tenido ni medio problema con ningún paciente. Son personas agradables y de trato amable. Pasan por situaciones situaciones personales complicadas o a veces muy duras, y se percibe la alegría en sus caras con cualquier mejora que obtienen”.

Héctor considera que “no es razonable que el sistema público no atienda a los pacientes que tratamos aquí. Entiendo que económicamente no es rentable —admite—, pero a nivel humano, y en cuanto a salud pública, deberían atenderse por lo menos los tratamientos más amplios, con lo que se conseguirían importantes mejoras para la población con menos recursos económicos”.

En el mismo sentido, el joven odontólogo añade que también deberían incrementarse los esfuerzos de las administraciones en cuanto “a la instrucción en materia higiene oral, especialmente en las escuelas, ya que llegar a los adultos siempre resulta más difícil”.

Como tantos jóvenes españoles que acaban de completar su licenciatura, Héctor Dejean tiene dificultades para llevar una vida laboral satisfactoria, a causa de la severa crisis económica actual. Por el momento, solo ha conseguido trabajar algunas horas a la semana en dos clínicas privadas, por lo que ahora mismo conciliar la vida laboral y la solidaria no le supone un gran esfuerzo práctico. Aún así, ha decidido que “cuando mejore mi situación profesional seguiré buscando un hueco para dedicar tiempo al voluntariado, ya sea aquí o en el extranjero”.

“Colaborar con Odontología Solidaria me sirve para crecer profesionalmente. Cada día aprendo cosas en cuanto al trato con el paciente, cómo explicarle las cosas y por dónde tocar la fibra para que aumente su conciencia de la importancia de la salud oral. Pero aquí también crezco desde el punto de vista humano. Saber que ayudamos a personas que lo necesitan me hace sentir bien”, resume.

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